domingo, 6 de diciembre de 2009

Bienaventurados los impúdicos...

...porque tras dos días de frenético ritmo electoral estamos convencidas de que ellos heredarán la tierra

Antes de nada, queremos compartir con vosotros nuestra definición de impúdico. Para muestra, un botón. O mejor dicho, una perla hecha frase:

- Señorita de la Corte Electoral: "¿De qué medio vienen?"

- Mari Luz: "De El Economista y Público"

-Señorita con cara de extrañada: "¿Del economista impúdico?"

Pues sí. Algo impúdicas hemos sido estos días. Y no porque hayamos sido las protagonistas de hechos contra el decoro, sino porque le hemos echado más morro que en toda nuestra vida junta, con fantástico resultado. Disfruten con el relato...

Acto primero

Todo empezó una tarde en El Alto, barrio-ciudad emblemático donde los haya en Bolivia. Evo, muy vinculado a este lugar, lo eligió para cerrar su campaña... y por supuesto, allí fuimos nosotras. Al principio todo normal. Periodisteo sencillo, crónica de color y libres de trabajo a partir de las cinco de la tarde. Pero todavía quedaban tres horas para que apareciera el 'hermano presidente' ...y todo el mundo sabe que en tres horas puede pasar de todo.



Ambientazo

Pues bien, todo el mundo tiene razón, y cinco horas más tarde...

Ahí estábamos las periodistas impúdicas tomando chuflays en un antro de El Alto con prácticamente toda la plantilla de inspectores de trabajo de La Paz (doce para ser exactos, entre ellos un ex minero que parecía que le habían sacado la muela del juicio, pero no, era coca --hoja de coca, mamá--) después de haber bailado danzas aymaras sin parar y haber hecho tres congas con tropecientos funcionarios del Ministerio de Trabajo, otros tantos militantes del MAS y algún que otro despistado (hay fotos).

Nuestros 'anfitriones', no sólo no nos dejaron pagar ni uno sólo de los tragos que tomamos, sino que además nos escoltaron muy amablemente desde El Alto hasta nuestro hotel. Entre medias dio tiempo a que algunos de los presentes en el autobús de vuelta a casa entablaran una pequeña discusión sobre el Ejército boliviano que quedó zanjada con un sonoro:

- "SEÑORES, POR FAVORRRRRRRRRRR"

tras el cual todos los presentes en el vehículo agacharon la cabeza y musitaron: "perdón señorita"(menuda capacidad de resolución de conflictos tengo yo cuando me pongo).

Acto segundo


FLASHBACK: En el Palacio Presidencial. "¿Cómo? ¿Que no nos lleváis vosotros hasta Cochabamba para ir al viaje de prensa con Evo Morales? ¿Y cómo vamos hasta allí?
".

En ese momento no teníamos ni idea de cuán lejos llegaríamos para regresar a Cochabamba (por tercera vez). El viernes amaneció como cualquier otro día. Sin quitarse el pijama, Mari Luz decidió intentar por enésima vez que alguien de presidencia nos llevase a Cochabamba en avión y no tener que hacer de nuevo las malditas ocho (que luego son diez) horas de bus.

Dos minutos después...

-"¡¡¡MARIU!!! ¡¡Prepara la maleta!! En media hora tenemos que estar en el ministerio de Defensa. Ellos nos llevan a Cochabamba..."

Y así es como conocimos a nuestro querido Coronel (y no creo que a este le falte quien le escriba), una suerte de Sidney Poitiers boliviano con acento cruceño y muy pero que muy salao. De camino a El Alto (otra vez en El Alto, sí, hemos salido de allí tantas veces como de Cocha) y mientras hacía las veces de copiloto llevando el maletín del coronel en el regazo, me entero de que nos dirigimos a Cochabamba en viaje oficial para presenciar la entrega de unos tractores del Ejército... ¿¿¿¿UNOS TRACTORES????.

Pero antes, íbamos a ser testigos del aterrizaje en La Paz del primer avión de carga de la aviación boliviana. Pongo cara de espanto mientras pienso: "espero que Mari Luz le haya dicho al Coronel que nosotras sólo vamos para ver a Evo Morales el sábado". Trago saliva: en menos de cuatro horas teníamos que estar entregando dos piezas, una para P y otra para eE y antes de eso haber viajado a Cochabamba después de un cóctel con nosecuantos ministros en el aeropuerto y después disimular y hacer como si nos interesa cubrir la entrega de unos tractores donde ¡yesuscraist! perdió el sombrero.

Acto tercero

Miedo, intriga, dolor de barriga... Mientras aterriza el famoso avión, decido que en P y eE nunca me pagarán por morderme las uñas y que lo mejor es encender el ordenador y ponerme a trabajar en medio del hangar.
Porque yo trabajo en cualquier parte...

Cinco minutos más tarde...

"La batería está agotada. Conéctese inmediatamente a la red eléctrica"

Jarr, ¿qué hago? ¡Eureka! Voy a colarme en las oficinas de la aviación militar boliviana a enchufarme en cualquier sitio. Entro y pido permiso amablemente a una señora que casualmente pasaba por allí. Permiso concedido. Termino la pieza para eE y pienso, ¿por qué no mandarla de una vez? De nuevo saco la chica amable que hay en mi y otro señor que casualmente pasaba por allí me ofrece el cable para conectarme a internet. No va. Me dispongo a ser amable de nuevo pero no hay nadie que casualmente pase por allí. Me tomo la justicia por mi mano. Usurpo un ordenador de quién sabe qué empleado de la aviación militar boliviana. Abro explorer. Escribo: "uve doble, uve doble, uve doble, punto..." y automáticamente me lleva a la última página que fue abierta en ese ordenador "...putas punto com". Olvido lo que acabo de ver y mando la pieza. ¡Prueba superada!

Acto cuarto

Seguimos en La Paz y nos estamos poniendo finas a canapés en el coctel posterior al aterrizaje del primer carguero de la aviación boliviana. Es posible que haya empujado a un ministro para atrapar al vuelo un trozo de queso ante de subirme al avión que me llevará ¡¡¡por fin!!! a Cochabamba. ¡Toma ya! Lo conseguimos: volamos gratis a nuestro destino. Como compañeros de viaje, nada más y nada menos que el ministro de Defensa y el de Planificación.

Todos estos iban a ver tractores... nosotras ¡¡no!!

Ya en Cocha, dolor de barriga otra vez. Tenemos que entregar dos piezas para P en menos de dos horas. Con dos sonrisas de oreja a oreja nos acercamos al apuesto Coronel y le echamos más morro que espalda: "Tenemos un problema. Nos acaban de llamar que escribamos nosecuantas palabras más y que las entregemos en menos de una hora". Pucherito. Sonrisa. Pucherito.

El Coronel pone cara de póker. Se acerca a un teniente y le expone el tema. El teniente pone cara de póker. Se acerca a un capitán y le expone el tema. El capitán pone cara de póker. Se acerca a un general...

Diez minutos más tarde...

Nos encontramos escribiendo como locas desde los despachos de sendos militares que dan vueltas a nuestro alrededor mientras nos miran sin saber muy bien qué hacer. Uno de ellos aprovecha la coyuntura para echar una cabezadita. El otro no para de hacer preguntas de difícil respuesta:

- "¿Qué opinan de Bolivia?"

- "¿Qué les parece la lluvia?"

Unas horas más tarde estamos llegando a nuestro hotel en Cochabamba (después de ver la entrega de los tractores, por supuesto) en un taxi invitadas por dos simpáticos colegas colombianos. Uno de ellos, muy servicial, nos apunta sus datos: "para lo que queráis, si necesitáis información sobre Colombia, material... hotel XXX, habitación 406..." (¿¿¿necesito saber tu número de habitación para que me des información sobre Colombia???)

Acto quinto

Increíble viaje de prensa con Evo Morales en peregrinación a su tierra adoptiva, El Chapare (él vota allí). Almuerzo: trucha, trucha y más trucha con vistas a la montaña tropical. Un dato, Mari Luz y yo estábamos ya llenas y contentas después de darnos un atracón a pescado cuando descubrimos que eso era sólo el aperitivo (¡oh cielos!).

Nos invitó a una trucha que estaba rica rica

Termina el almuerzo y las periodistas impúdicas vuelven a la carga: "Tenemos que volver a Cochabamba esta tarde porque tenemos que entregar una pieza sobre esta comida y coger un avión a las ocho de la tarde". Sin dejar de sonreír, una afanada encargada de prensa de la prefectura cochabambina nos consigue al instante "una movilidad" consistente en un viaje de una hora en 4x4 con un chófer oficial, un guardaespaldas del 'hermano Presidente', un periodista encajado con nosotras en el asiento trasero y su cámara en el maletero.

De nuevo, prueba superada. Llegamos a tiempo para escribir la pieza, mandarla y sobró un ratín para tomarnos un par de jugos de frutas cada una antes de coger el avión de vuelta a La Paz

Acto sexto y último

Esperando el avión, aparece nuestro ya querido guardaespaldas. Como quien no quiere la cosa, comienza a contarnos divertidas anécdotas del 'hermano presidente', al que se nota que tiene bastante cariño: "Hoy, antes de llegar a la comida, se le antojó comer chicharrón y nos hizo parar a todos". También nos enseña fotos del presi jugando al fútbol.

Ya en La Paz, intercambianos teléfonos y nos despedimos hasta la próxima. La gran pregunta otra vez, ¿cómo volvemos al hotel sin pagar los 40 bolivianos (4 euros) que cuesta un taxi de El Alto a La Paz? Ponemos carusa y miramos a G., the bodyguard, de reojo. Él nos mira desde lejos. Pucherito otra vez. G. habla con sus compañeros y nos miran. Carusilla. G. se acerca. "¿Chicas, os llevamos?"

Y esta es la historia de cómo en la víspera de las elecciones llegamos a nuestro hotel en un coche presidencial.

Oh yeah!



miércoles, 2 de diciembre de 2009

Pues sí, llegamos a Cochabamba

De nuestro paso por Cochabamba dan fe unas cuantas fotos de todos los carteles en los que aparecía el nombre de la ciudad (que son muchos), unas molestas agujetas en los gemelos (nos dijeron que sólo había 300 escalones desde el Cristo de la Concordia... ¡fuleros!) y unas bonitas quemaduras de segundo grado en nuestras narices y escotes que acentúan nuestro grado de guirismo en este pequeño gran país.

Pues sí, llegamos a Cochabamba. No una sino dos veces. Y vamos a por la tercera (Evo querido, ¿no podías votar en la capital como todos los presidentes?) De momento, no podemos decir que la 'ciudad de la eterna primavera' nos recibiera con los brazos abiertos...


... en contra de lo que pueda parecer.

Nuestra primera incursión en Cochabamaba tuvo que ver con la época de lluvias y el mal estado de las carreteras, pero no entraremos en detalles para no herir la sensibilidad de algunos de nuestros lectores (¡hola mamá!). Lo dejaremos en que era mucho más práctico dar un rodeo y pasar por Cochabamaba para ir de Potosí a Santa Cruz que hacer el camino normal pasando por Sucre. Así que Sucre -por cierto, capital constitucional de Bolivia, de lo que se entera uno...- para otra vez. Mientras... ¿querías Cochabamba? Pues toma dos tazas.

La segunda vez ya pudimos constatar que Cochabamba es una ciudad bonita, aunque un poco descuidada, y bastante animada. Allí pudimos reencontrarnos con Doris, compañera de batallas (y de todo terreno) en el salar de Uyuni, que nos invitó a un café y pastelitos alemanes y nos regaló unas pastas para el viaje.

Y por supuesto, no nos fuimos sin realizar nuestro particular homenaje a los caídos por la causa...

Y hablando de homenajes...

Triángulo de amor bizarro


Mucho antes de llegar a Cocha (afortunadamente aquí hasta las ciudades tienen diminutivo), nos despedimos de nuestra trilliza. La despedida fue casi tan bizarra como nuestro triángulo de amor viajero y estuvo acompañada de una nebulosa que debemos achacar a los más de mil kilómetros que nos hicimos en 4x4 atravesando el desierto y sin pisar una sola carretera durante los tres días anteriores. Y al soroche, por supuesto.

En Uyuni Carla nos dijo adiós y puso rumbo a sus obligaciones...

Ains, ¡cómo te echamos de menos ruuuuuubiaaaaaa!

jueves, 26 de noviembre de 2009

En casa de Simón y Clara

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Adiós Arequipa


Salimos de Arequipa con la dulce resaca que nos dejaban los días de intensa actividad pasados en esta blanca (¿?) ciudad ubicada en medio del desierto y rodeada de volcanes: pocas horas de sueño, muchas de jarana con un grupo de cumbia psicodélica que confiamos un día triunfarán, primeras enemistades con nuestros queridos guiris, princesas de hielo, artesanía andina, cañones profundos y conventos en los que a más de uno le gustaría enclaustrarse (todo eso y más en cuatro días).


Ya en Puno, y haciéndonos eco de una canción de Los Celtas, decidimos visitar las islas del Lago Titicaca de manera responsable, intentando que el dinero revirtiera directamente en las gentes del lugar y no en ninguna agencia-vende-tours-organizados. A falta de dos minutos para que venciera el tiempo de salida (que nos gusta ir al límite), y con un poco de desconfianza al principio, terminamos por organizar el transporte con una asociación de lancheros del muelle, y tuvimos nuestras mini vacaciones en el mar en un barco capitaneado por un jovencísimo Elvis.


Llegando a Amantaní, varias mujeres de rostros curtidos, faldas multicolores y chales negros con bonitos bordados, esperaban repartirse la remesa de turistas para acogerles en sus casas durante un día. Nos examinamos mútuamente con curiosidad y, al menos por mi parte, con admiración. ¿Qué pensarán ellas de nosotros?. Pasamos la tarde subiendo empinadas cuestas, señoras cargadas con pesados fardos nos doblaban el ritmo para colocar sus artesanías antes de que los visitantes alcanzáramos la cima, para ver las ruinas incas de la Pachamama y el Pachatata. Y allí, inmersas en una realidad en la que los coches no existen, el agua en las casas es impensable y la electricidad no llega (el pueblo estaba lleno de farolas que un día funcionaron), intentábamos volver a casa al anochecer, con la única referencia de las lucecillas verdes que las luciérnagas nos brindaban. Conseguimos llegar preguntando a todo autóctono que encontramos en el camino por la casa de Simón y Clara, pisando alguna que otra chacra y gracias a la memoria fotográfica de Mari Luz.




Desayunos rústicos


Nos gustaría darle las gracias a Simón y a Clara, a Vicky, a Libia, al capitán Elvis y a la hija pequeña de la que, por cierto, sólo conseguimos ver las pulseras que ahora cada una lucimos en nuestras muñecas. Gracias por abrirnos las puertas de su vida y dejarnos formar parte de ella por un día. Gracias por esa deliciosa cena a la luz de las velas, por la acogedora habitación en la que pudimos disfrutar una auténtica velada de viernes trece con tormenta incluida, y por el agradable desayuno de despedida en el que Vicky, la hija mayor, nos ofrecía un libro para que le dedicáramos alguna frasecilla mientras nos invitaba a volver de nuevo con más amigos o cuando tuviéramos bambinos.




Adiós Vicky


Así que, para todos los que algún día tengáis la oportunidad de visitar Amantaní ya sabéis, preguntad por la casa de Simón y Clara. Pero por favor, visitadles, no les invadáis.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Yo no crucé la frontera...






Nota: Esta entrada tiene banda sonora, así que antes de empezar a leer, pincha aquí

Esta es la historia de cómo conseguimos añadir seis nuevos sellos a nuestro pasaporte y casi acabamos fichadas por la policía boliviana (o nominadas al Nobel de la Paz a la Concordia, depende de cómo se mire)

Sello 1: Llegamos por los pelos al cierre del paso fronterizo de Yunguyo (mira que nos costó aprendernos el nombre). Salimos de Perú después fingir que nos habían robado la cartera para no pagar por haber perdido el papelito que te dan en el avión, pero no cuela.

Sello 2: Entramos en Bolivia. Tabaco a 0,70 céntimos: Carla es feliz.

Sello 3: La carretera de Copacabana a La Paz está cortada y nos obligan a pasar por Perú de nuevo para cruzar por el paso de Desaguadero. Ahí conocemos a dos coreanas que tenían un visado de sólo una entrada a Bolivia, que no entienden ni una palabra de castellano y a las que nadie ha avisado que nuestro autobús saldría de Bolivia para volver a entrar una hora más tarde. Los agentes de la aduana no les dicen ni mú y de pronto las coreanas se quedan sin poder volver a Bolivia. Entonces nos autonombramos defensoras de los derechos de las coreanas del mundo y decidimos que ésta es nuestra guerra. Los policías se echan a temblar.

Sello 4: Volvemos a Perú 24 horas después de haber entrado.

Sello 5: En el paso de Desaguadero (salida de Perú) nadie dice nada porque las coreanas pueden entrar y salir de Perú cuando quieran. Respiramos hondo y cogemos fuerzas.

Sello 6: Se arma la marimorena. Los de la aduana de Bolivia dicen que las coreanas ya han gastado su visa y que tienen que sacarse otra. Entonces empezamos a discutir con diestro y siniestro. El señor TourPerú (el responsable de la agencia que nos había vendido el billete) se lava las manos y amenaza con dejarnos en tierra también a nosotras por folloneras. Entonces toda la ira acumulada durante años contra la burocracia (especialmente la de Mariu) cae sobre él. En este momento asistimos a conversaciones como ésta:
- ¿De dónde son?
- De Corea
- ¿De Japón?
- No, de Corea. Corea es un país.
- ¿Corea del Norte o del Sur?

Al final, por cabezonas, conseguimos que dos coreanas entraran de manera ilegal en Bolivia con la promesa de que, cuando llegaran a La Paz, lo arreglarían todo en su embajada. Eso sí, en el tercer control de policía que pasamos - y después de que el resto de pasajeros del bus nos empezara a mirar con mala cara por el retraso - un militar de inmigración decidió que la mejor manera de callarnos era haciendo el resto del viaje con nosotros y escoltando a las coreanas. Creo que acabaron pensando que las peligrosas éramos nosotras.

¿Física o química?

En las escasas tres horas de viaje en bus entre La Paz y Oruro recibimos unas clases magistrales de nutrición y dietética por parte de unos visionarios que, por un módico precio, conseguían que todos tus problemas de salud desaparecieran de la noche a la mañana. Estas son algunas de las perlas con las que nos ilustraron, totalmente dignas de un cochabambing:

- Los chinos viven hasta 140 años y ninguno muere de enfermedad sino de viejo.

- Si tienes las palmas de las manos blancas, tienes anemia.

- La mujer embarazada necesita dos minerales: calcio y yeso.

- La Coca Cola y la Pepsi son el peor veneno que puedes consumir en tu vida.

- Tres de cada diez personas en el mundo mueren de anemia.

- Si se te olvidan las cosas igual tienen una deficiencia mental (aquí ya nos acojonamos).

- Las piedras del riñón no son piedras, solo que la bilis se congela porque la Coca Cola que tomas está fría.

- El cuerpo necesita siete litros de agua al día.

- Las personas que beben caldo de pescado son más inteligentes ¿no me veis a mí?

- Hace dos meses fui a interne y vi que los científicos habían descubierto que la parrillada es peor que fumar tres cajetillas al día. ¿Por qué? Porque es tóxica, porque la carne está en humo y cuando te la comes te intoxica.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Por la Panamericana...

NOTA: Los acontecimientos nos sobrepasan y actualizar el blog se ha convertido prácticamente en una misión imposible. Por eso, aprovecharé la paz de La Paz para poner este pequeño cajón desastre al día. Prometemos más constancia (si Bolivia nos lo permite). Perdonen las molestias y gracias por su atención.

NOTA 2: Este post también iba a ser titulado 'La Panamericana igual no es tan buena idea' y está dedicado de Mari Luz a María, ella sabe por qué.

Y ahora, ahí va... Esta es la historia de cómo Mari Luz y yo nos empeñamos en llegar de Ayacucho a Arequipa (sí, nos hemos saltado buena parte de la historia del norte de Perú, pero todo llegará, aunque no tenga ni orden ni control) desafiando a las malas comunicaciones, al estado de las carreteras, las inclemencias del tiempo y, sobre todo, desoyendo los consejos de los lugareños.

Ayacucho está en el centro de Perú, en pleno corazón de los Andes. Fue una de las ciudades más castigadas por la violencia, tanto la de Sendero Luminoso, como por la que luego ejercieron las fuerzas de seguridad del Estado. A escuchar todas estas historias nos fuimos Mari Luz y yo, dejando a Carla en Lima. Nos veríamos dos días más tarde en Arequipa. Así de simple... o eso pensamos en ese momento.

Pues bien, después de marear al personal de información turística (al menos así conocimos a Yovana, aunque esa es otra historia que también contaremos en cuanto podamos), empeladas de compañías de buses y cualquiera que se nos cruzara por el camino, trazamos un itinerario de lo más pintoresco que dio como resultado 5 buses, una combi (furgoneta) y en torno a medio kilómetro caminando bajo la lluvia.


Dios mío, Mariu, ¿crees que llegaremos?

1. Ayacucho-San Clemente o el trayecto al que hemos bautizado 'infierno en la tierra'. Consistente en 7 horas de bus maloliente y sin calefacción atravesando nieves perpetuas hasta llegar a un lugar perdido de la Panamericana.

2. San Clemente-Ica o de cómo la aparición de un bus en medio de la oscuridad nos hizo felices durante unas horas... en las que, claro, no sabíamos lo que nos esperaba.

¡¡¡Bieeeeeeeen!!! Ya estamos en ruta... (pensábamos, ilusas de nosotras)

3. Ica-Nazca. Sí, donde las líneas, y donde nuestra frase estrella fue "No queremos ver las líneas... ¡Queremos llegar a Arequipa!".

4. Nazca- Chala. ¿La única solución? Una combi (=furgoneta) que saldría hacia Chala tan pronto como se llenara. Y allí que nos fuimos... Al menos ya era de día.

Esto es Chala, donde si no tienes cuidado, chalas....


Chala, paraíso en la tierra...

5. Chala- ¿Arequipa?. Y he aquí la parte más apasionante del viaje. Para empezar, nosotras cantamos victoria nada más llegar cuando nos dijeron que salía un bus a las 10 de la mañana directo a Arequipa (eran las 9 y media). Hasta desayunar pudimos. Eso sí, la tensión acumulada (y el catarro, todo hay que decirlo) hizo que en el preciso instante de pagar el desayuno y subir corriendo al autobus, me empezara a sangrar la nariz. Cortar la hemorragia fue fácil, pero no así limpiarse las manchas de las manos que parecían las de, valga la comparación, una yonki.

No había pasado una hora de viaje cuando descubrimos lo que era un 'infierno en la tierra' (=una carretera en obras en pleno desierto entre las montañas y el mar bajo una lluvia incesante). Y como vale más una imagen que mil palabras, ahí tenéis...

Una cosas no se puede negar: las vistas eran impresionantes


Nos quedamos con la duda sobre si existía pavimento o no debajo del barro

Los 'machos' bajaron para rellenar con piedras las huellas de los
buses que habían pasado antes por ahí. A las 'damas' no nos dejaron


¿Alguna vez os han dicho que os pongáis todos a la izquierda del bus para que no se despeñe? Pues a nosotras sí. Al final alguien entró en razón y nos hizo bajar a todos, incluyendo a las chicas con tacones y merceditas (que no éramos nosotras). Ese del fondo es nuestro bus

Mari Luz, ¿cómo se te ha quedado el ojo? (El ojo no se, pero los zapatos...)


Haciendo balance podríamos decir que el conductor del bus nos salvó la vida. Todos le estuvimos muy agradecidos hasta...

6. Un lugar a dos horas de Arequipa-Arequipa. Se para el bus...

-Disculpe, ¿por qué estamos parados?
-Se ha roto el motor
-¿Cómo? ¿Y van a poder arreglarlo ahora?
-No, viene un bus de Arequipa a recogernos
-(NOTA MENTAL: dos horas desde Arequipa + dos horas hasta Arequipa= 4) ¡¡¡Chao pescao!!!

Y estás señortias más otros 15 pasajeros más paramos un bus en medio de la carretera que nos llevó hasta Arequipa. Tiempo total: 26 horas

jueves, 12 de noviembre de 2009

El bus


¿Recordáis ese programa de Antena 3 el que un grupo de gente se metía a vivir en un bus? Pues bien, nosotras hemos encontrado uno en el que nos quedaríamos encantadas (y sé que muchos de vosotros también).

Lo cierto es que no sé cómo no lo vimos venir cuando compramos un billete en una empresa llamada GH Bus para hacer el recorrido entre -no lo perdamos de vista- Moyobamba y Tarapoto. La verdad es que Carla y yo cerramos el ojo en cuanto pillamos el asiento y cuando ya estábamos soñando con la selva Mariu nos zarandeó para, con un gesto de sorpresa total, señalarnos la televisión. Entonces me quité los cascos y descubrí maravillada a Rocío Jurado cantando a dúo con Raphael uno de los himnos de los últimos meses: Como yo te amo. Era una grabación de un especial de Antena 3 (con mosca incluida) en la que esta pareja de genios cantaba esa maravilla de canción.

Como no pudimos hacer otra cosas que cantarla en voz en grito (sin ningún tipo de respeto hacia nuestros compañeros de viaje, que llevaban 26 horas metidos en el bus), el azafato se acercó y nos dijo la gran frase: "¿Queréis que os ponga el karaoke y la cantáis?". En esos momentos nos acordamos especialmente de Sofía y Guillermo, que seguro que no hubieran dejado pasar la oportunidad y juramos amor eterno a una compañía de bus que lleva karaoke. No nos atrevimos pero tampoco nos hizo falta micro para corear el resto de perlas del vídeo entre las que se encontraba Nino Bravo y una actuación de David Civera en 'Lluvia de estrellas' imitando a El dúo Dinámico.

A la vuelta, GH bus nos obsequió con 'Un velero llamado libertad' y entonces supimos que nunca podríamos coger un autobús de otra compañía.